- 250 g de macarrones (pasta corta)
- 2 cucharadas de aceite de oliva
- 2 cucharadas de harina
- 240 ml de leche
- 200 g de queso (yo puse gouda y cheddar)
- 1/2 cucharadita de mostaza en polvo
- 2 cucharadas de pan rallado
- Sal
- Pimienta
- Tomillo
- Orégano
Preparación
- Precalentar el horno a 180 ºC con calor arriba y abajo.
- Cocer los macarrones en abundante agua con sal un par de minutos menos que el tiempo indicado por el fabricante. Escurrir y reservar.
- Rallar el queso.
- Calentar en una sartén el aceite de oliva. Añadir la harina, mezclar bien y dejar que se tueste ligeramente sin llegar a coger color.
- Agregar la leche poco a poco, integrándola bien con la harina gracias a unas varilllas. Cocinar la bechamel a fuego lento hasta integrar toda la leche.
- Apartar la sartén del fuego y añadir cucharada a cucharada dos terceras partes del queso a la bechamel. Revolver hasta que se funda completamente antes de seguir echando más. Probar el punto de sal (el queso suele ser salado) y si hace falta, poner un poco. Agregar la mostaza en polvo y pimienta molida.
- Mezclar los macarrones cocidos con la salsa de queso y echar todo en una fuente resistente al calor.
- Mezclar el queso rallado sobrante con el pan rallado, pimienta molida y tomillo y orégano al gusto. Repartir sobre los macarrones.
- Meter la fuente en el horno y cocinar en la parte media del horno durante 10 minutos. Si pasado ese tiempo la superficie no está tostada, encender el grill y esperar a que coja color.
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